Los elementos de este patio giran en torno a un sencillo pozo que toma el agua de un arroyo subterráneo. Su brocal hexagonal, encalado y rematado por un borde de ladrillos, contrasta con el remate de forja negro y con el pavimento enchinado.
Sobre la boca del pozo hay cuatro cangilones de noria, que fueron encontrados dentro del mismo. De hecho, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX este patio se llamaba Patio de la Noria debido a la presencia de este elemento, hoy desaparecido. En este espacio también estaba la alberca, que se trasladó al patio vecino cuando el palacio se abrió a las visitas.
Otro punto de agua es la pila adosada al muro del palacio, con un mascarón de mármol gris en el que se lee: “Fuente de Doña Leonor”, una de las hijas del segundo marqués de Viana.
Junto a la pila, un muro de hiedra tapiza las paredes del palacio, acompañado de helechos, calas, orejas de vaca y macetas que se van alternando según la estación. En este patio también se encuentra la mejor colección de buganvillas del palacio.
Como complemento a la ornamentación vegetal, en el patio hay diversos objetos arqueológicos y decorativos. Estas piezas fueron incorporadas por los terceros marqueses de Viana, Fausto Saavedra y Collado (1902-1980) y Sofía Amelia de Lancaster y Bleck (1904-1982), para ennoblecer este espacio, que originalmente era una zona de trabajo.