La sala está presidida por el ‘Arcángel San Miguel’ y ‘San Rafael Arcángel’ realizados hacia 1654-56 por Juan de Valdés Leal: uno de los máximos representantes de la pintura barroca en España. San Miguel transmite confianza y satisfacción tras triunfar sobre el demonio, en su lucha contra el mal (en la imagen). Estamos ante un elegante efebo que muestra su talante belicoso para defender la causa celestial. Respecto a San Rafael, Valdés Leal podría haberse inspirado en un dibujo original de Rafael, aunque modificó la disposición del cuerpo y la movilidad de brazos y piernas. El cuadro está firmado y fechado por el pintor, pero la fecha fue alterada en una restauración a principios del siglo XX.
Esta pareja de arcángeles aparece representada, de nuevo, en la sala. El primero, un ‘Triunfo de San Miguel’ anónimo de finales del siglo XV, constituye uno de los escasos ejemplos con esta iconografía dentro de la pintura gótica española. En el lienzo aparece un belicoso y aguerrido San Miguel que lucha contra el dragón infernal, derrotándolo para enviarlo a los infiernos.
La colección se completa con un ‘San Rafael’ de Antonio Acisclo Palomino, de 1677, un claro testimonio del espíritu del pleno Barroco, en el que este artista alcanzó grandes niveles de elegancia y belleza. A este arcángel se le invocaba como Medicina Dei, es decir, el médico que empleaba la voluntad divina para curar a los enfermos. Por eso, su imagen en pintura estaba en casi todos los hospitales.
La última obra de la sala barroca es la magnífica ‘Adoración de los Magos’, realizada por el pintor italiano Lucas Jordán en torno a 1700, durante los años que pasó en Madrid al servicio de Carlos II. La composición se organiza en dos mitades: a la izquierda está la Sagrada Familia, cuya serenidad contrasta con la emotividad de los Reyes y su séquito, a la derecha. La pintura muestra todo su esplendor y color, tras la intervención realizada en el taller de Restauración del palacio.